31 julio, 2006

[Días de Sombra.]

Es difícil resumir un día. Más de un mes es un sueño. Dejo lo que ha sucedido en este tiempo a tu imaginación, tal vez a tu agudeza de mente, quizás a tu indiferencia. Serás tú quien decida eso. Por mi parte, he decido revivir mi blog por ser una forma voluntaria de leer acerca de lo que sucede conmigo. No quiero seguir presionando a la gente. Gracias por leer esto.
Ayer me detuve un poco pensar. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué sucede que pareciera que mi universo volviera a girar en torno a un solo punto desde el cual todo se ve apagado, sombrío, inútil, inexistente? Como escuché en una historia recientemente, llega un momento en el que un hombre razonable sabe que ha cometido un error y que es hora de devolverse. Me pregunto si seré un hombre razonable.
Siempre lo he creído así
no sabría explicar por qué, pero ahora que sostengo admirado en mis manos, una brasa ardiendo; ahora que cuelgo sobre un precipicio afirmándome de una espinosa rama de rosas, no sé qué hacer. Mi duda es si es de los hombres razonables, reprimir los sentimientos, abandonarlos porque no tienen causa, porque provocan dolor, aunque después de todo el sentimiento sea algo hermoso. Si es así, por primera vez en mi vida, no sé si quiera ser un hombre razonable.
Por ahora, no soltaré la rama hasta que la última rosa esté marchita, no soltaré la brasa hasta que se haya apagado.

[Algarabía.]